La ciudad de Frías, además de destacarse por ser la más pequeña de España, nos impregna a su visita de un exquisito sabor medieval que debe su origen a Alfonso VIII, quien a comienzos del S.XII la erigió sobre la roca, a fin de proteger y repoblar esta linde de la Vieja Castilla.

Dicha estrategia reportó a esta ciudad numerosos privilegios a sus pobladores, además de la imponente fortaleza compuesta por el Castillo, la Iglesia de San Vicente, el Puente y la Muralla, lo que facilitó la defensa de sus intereses, aumentando progresivamente su economía, hasta el punto de llegar a abastecer las necesidades de los más de 6.000 habitantes con que contaba a la entrada del S. XVI.

En la actualidad la economía de Frías dedica su actividad a los sectores primario y turístico principalmente, atraído este último por su excelente geografía y la bien conservada fortaleza, para orgullo de los fredenses. Tanto es así, que los comercios dispuestos a lo largo de la calle del Mercado reproducen fielmente la estructura de los típicos puestos que asiduamente participaban en ferias periódicas.